NÉOCATÉCHUMÈNES

Traducción por Denis DUMAS de un artículo aparecido el 5 de abril 2003 en la revista ADISTA de la que el original es :

http://www.adista.it/numeri/adista03/adi27/adi27-cammino.htm

 

31805. CATANIA-ADISTA. Armiño Niess, pero en Italia todo la llaman Escabechó, tiene una mujer austriaca 61 años. Desde 1972 es casada con Concetto Bonaccorso, que hoy tiene 57 años. De su boda tres niños son nacidos: Raffaella, Elisabetta y Alfredo. Concetto y Escabechó han hecho parte del Camino néocatéchuménal durante 15 años: han tenido pues la ocasión de conocerlo en profundidad, convirtiéndose también en catequistas del movimiento. Luego, después de un período de sufrimientos difíciles, se han decidido a tapiar esta experiencia, releyendo que de modo, critica sus elecciones y las contradicciones enormes que han atravesado durante esta experiencia discutida de vida cristiana, que ha recibido hay sólo algunos meses, era el 29 de junio 2002, la aprobación pontifical. Han escrito un relato pormenorizado de sus años pasados en el Camino recientemente, publicado en el último número de "Él cristiano fedele", hoja semanal de la parroquia Bienaventurado Virgen Marie del Monte Carmen, parroquia donde es limpiado don Hélio Marighetto, sacerdote quien estudia desde hace años el movimiento fundado por Kiko Argüello y Carmen Hernandez. Los hemos entrevistado, de ello que les pide contarnos el Camino visto "del interior".

M: Quiero decir ante todo en primer lugar que con mi testimonio quiero hacer un favor a la iglesia, no denigrarla. Quiero la iglesia. Mi intención es sólo de hacer la luz sobre una realidad que traiciona los ideales evangélicos. Creo que en el Camino néocatéchuménal es necesario hacer. uvre de verdad. Cuando he salido de ello, luego, mi vida se es vuelta más serena. Querría que la misma cosa pueda llegar también para otras personas, quienes se encuentran quizás todavía, entre mil conflictos en el interior de esta experiencia. Numeroso viven en efecto de las situaciones de dudas, de conflictos o de resignación en el interior del movimiento, en un estado sujeción sin esperanza de liberación.

¿Cuánto tiempo tenéis verano en el Camino?

M: Hemos entrado en el Camino en 1984 y hemos salido de ello en 1999. he conocido el Camino néocatéchuménal por mi oficio de physiothérapeute. Fue la madre de una chiquilla de quien tenía cuidado que me dio a conocernos esta realidad. Quería intentar desde hace mucho tiempo hacer una experiencia apasionante al nivel humano y religioso; recibí pues su invitación a participar en los encuentros.

 

¿Qué vos tenía en el interior del Camino papel?

M: Hemos sido nombrados catequistas, aunque no hemos ejercido efectivamente nunca esta función. En el interior del Camino hay una jerarquía rígida por la que las gentes quienes tienen de los cargos inferiores devuelven cuentan siempre de lo que hacen y de lo que sigue en sus grupos a las gentes de grado superior, hasta los Kiko y Carmen quienes son a la cumbre de esta pirámide. Hay de los "jefes catequistas" en cada diócesis, quienes se refieren a Kiko directamente. Las decisiones tomadas en esta sede son transmitidas, a través el Convivence de Saldo, a los catequistas regionales. Éstos la comunican a los catequistas provinciales y a aquéllos de ellas cada comunidad.

¿De dónde viene vuestra comunidad?

M: En la parroquia di Crocifisso dei Miracoli, a Catania. Nuestra comunidad era formada inicialmente de treinta-cuarenta personas. No hay sin embargo ahora casi más persona de este grupo: han salido todases o en crisis. Cuando las comunidades se ponen demasiado pequeñas son fusionadas con otra comunidad que se encuentra en la misma etapa del camino: es lo que ha llegado también a la nuestra. Estas fusiones crean a menudo de las grandes tensiones, porque cada comunidad es acostumbrada a vivir de manera separada con las dinámicas especiales. Cuando muchas comunidades vienen al contacto la cosa no es fácil.

¿Por qué habéis salido?

M: La razón fundamental es que nos hemos enterado que había una presión increíble ejercitada del exterior sobre nuestra vida personal, íntimo, que era expuesta delante de todos. Mi vida matrimonial, mi situación económica, todo era sometido al juicio. Nos era preguntado a menudo de la cuenta por el hecho de que no pagáramos regularmente el diezmo sobre todo lo que ganábamos, o que el dinero recogido no era suficiente a la supervivencia de la comunidad.

C: Debíamos dar el dinero. Si alguien no diera todo el dinero solicitado era considerado un ávido, un cobarde, alguien de agregado a los ídolos. Debíamos poner el dinero en un bolso negro. No había luego teóricamente control sobre el dinero que se daba. Sin embargo se sabía qué tipo de renta podía haber cada uno de nosostros. Luego, al fin de la colecta, los catequistas sabían cuánto, más o menos, había en el bolso. Si la cifra no correspondiera a sus cálculos, éramos reprendidos ásperamente.

¿A qué momento desde el Camino empezaban ellos a preguntar el diezmo?

C: Desde el momento de la oración que corresponde al segundo paso, después de 3-4 años alrededor de.

¿Cómo y cuando los escrutinios se extienden ellos?

C: Es el catequista quien decide cuando la comunidad está lista para pasar a una siguiente fase del camino. Los miembros de la comunidad son interrogados entonces sólo por los catequistas quienes hacen preguntas referente a la vida personal, para sondear el nivel de conversión de cada uno a la fe. Los escrutinios se extienden en el interior de salas parroquiales o en algún salón de los hoteles donde se extienden los convivences. Se extienden de costumbre la tarde, después de las 21, y se prolongan hasta 1.30, de vez en cuando. Cada miembro de la comunidad viene a su vuelta sentarse delante del crucifijo y el equipo de catequistas y llega el interrogatorio delante de todos los otros hermanos. La cruz sirve para hacer ver, como el prescrito Kiko que los candidatos se encuentran delante del Cristo, así de ninguna manera no se puede mentirse o ser reticentes. Las preguntas son sobre todo los terrenos, y los catequistas no tienen ninguno consideraciones para algún tipo de intimidad. No ponen nunca de preguntas de carácter trascendente, pero se paran siempre a interrogar nuestras relaciones conyugales, familiares, sexuales, sociales, o quien conciernen nuestro trabajo etc.

¿De quién es compuesto el equipo quién cumple el escrutinio?

C: Totalmente de laicos, a excepción de un miembro que es el sacerdote. Su papel es sin embargo totalmente marginal: nuestros escrutinios siempre habían guiado por los laicos. Si el sacerdote interviene éste es siempre para confirmar todo lo que ha sido dicho por los catequistas. Acabado el escrutinio, los catequistas se retiraban para decidir entre ellos si el candidato fuera o no apto para ser admitido a la siguiente etapa. A menudo los contenidos del interrogatorio eran dramáticos y se seguía de ello que las gentes desesperadas se echaban a llorar. En presencia de los suyos propios niños, padres, esposo, se venía a conocer las particularidades íntimas como las infidelidades conyugales. Me recuerdo que una pareja, delante de todos, aprendió por la hija que había tenido de las relaciones prenupciales con el novio. En otra ocasión una mujer contó los deseos sexuales del marido a su consideración, para defenderse de las acusaciones de los catequistas quienes creían la pareja "cerrada" a la vida.

¿Qué quiere decir "cerrado" a la vida?

C: Los néocatéchumènes sostienen que en la iglesia ninguno método contraceptivo es admitido, ni también éstas naturales. Así quienquiera tenía de las relaciones sexuales debía evitar no importo qué forma de control, fuera también el simple cálculo de los días de más grande o de menos gran fertilidad. Asistíamos estupefactos a los interrogatorios de los escrutinios; el más a menudo este tipo de situaciones creaba de los cotilleos y de las maledicencias mismo entre nosostros, especialmente sobre estas personas quien, antes de derrumbarse delante de los catequistas, siempre habían conservado a nuestros ojos un aura de santidad. A escuchar estas cosas se pone progresivamente cínico, insensibles al sufrimiento del prójimo. Pero la intervención en la vida particular de las gentes no llega sólo a lo largo de los escrutinios. Si había alguien que no era casado todavía en la comunidad por ejemplo, era tomado para blanco: ¿le decían "pero que buscas?", "porque no te casas, "si eres todavía soltero eso quiere decir que te masturbas, que no vives de manera casta", etc. Por fin, para ellos a cierta edad importaba a la fuerza o casarse o emprender la vida religiosa, de otra manera era en el pecado. Absurdo. En lo que concierne la vida religiosa femenina, luego, para los néocatéchumènes existen sólo los s.urs de cerca. Los otros s.urs para ellos no son útiles.

¿Erais constreñidos siempre o confesabais vuestras faltas mismo en la ausencia de una solicitación explícita?

C: A menudo las gentes eran tan muchas subyugados por estas dinámicas que confesaban también de las cosas íntimas cuando no eran preguntadas explícitamente. Eso llegaba por ejemplo cuando alguien de nosostros ofrecía un "testimonio" de su propio camino en la fe: en una asamblea regional, un miembro de otra comunidad dicha delante de alrededor de 300 personas de ser unida se con su mujer a lo largo del día pasado al hotel. De vez en cuando se confesaban de las faltas inventadas o agrandadas, para no perseguir el riesgo de ser llamado delante de toda guadaña o ambiguos. Hacer ver a todos de ser pecadores era casi un motivo de orgullo, porque éste que no tenía nada a contar era visto por nosostros como un fariseo.

¿Si un se negaba de contar?

C: No era en comunión con la comunidad y con Dios.

¿Y lo es que al paso le occurría la misma cosa?

C: No, era rechazado.

¿Eso llegaba?

C: De vez en cuando si.

¿Quién llevaba los escrutinios de vuestra comunidad?

C: Los catequistas de la parroquia de S. Leone Vescovo, a Catania,; pero de donde nuestros catequistas cuenta venían poco: los escrutinios son hechos del mismo modo en todo el mundo.

¿No teníais de los catequistas que hacen parte de vuestra comunidad parroquial?

C: Los primeros tiempos teníamos a los catequistas de nuestra parroquia crocifisso dei Miracoli; después del Shema, una etapa del Camino, hemos hecho la fusión con otra comunidad que tenía de los catequistas de nivel más elevado, quienes venían de la primera comunidad de S. Leone, que está aquí en Catania la parroquia de referencia para los néocatéchumènes de toda la ciudad; un poco como aquella de los Mártires canadienses a Roma.

A lo largo del Redditio la confesión es devuelta no sólo delante de la comunidad néocatéchuménale, pero delante de toda la asamblea reunida en Iglesia. ¿Esta verdad es?

M: Eso ha sido otro motivo para que he salido. Había testimoniado delante de mil, dos mil personas. Tenía de ello bastante. El Redditio es la primera vez donde en el Camino recitamos el credo. Antes de recitarlo, con la mano insistente a la cruz, contamos cómo era nuestra vida y cómo se es puesta siguiente haber conocido el Camino ella. Por esta transformación llegada en nuestra vida afirmamos: "Creo en Dios Padre todopoderoso, etc." Para la ocasión nos piden invitar a la iglesia amigos, conocimientos, vecinos. Y contamos todo, sin ser reticentes sobre ningún aspecto, mismo más íntimo, de nuestra vida.

¿Si alguien de vosotros difiriera sobre la manera en cuál los catequistas administraban la comunidad o sobre los contenidos de los catéchèses?

C: Estábamos siempre de acuerdo. Cuando había algún problema nos decían que eran los presentadores del kérigme, los ángeles enviados a nuestra ayuda, las gentes escogidas por Dios para guiarnos, que debíamos quedarnos en nuestro lugar. Si perseveráramos en la contestación, nos decían decir que éramos tomados por el demonio.

M: Al comienzo unos, también mi marido, quería exprimir de las dudas, de vez en cuando polemizar con ninguna elección: le era dicho que debía limitarse a escuchar, como si no era capaz de oír y de querer, y que podíamos ser guiados sólo. Un día un catequista nos ha dicho que entre nosostros no habría nunca amistad.

¿Qué oía?

M: Que su deber era este de ser nuestras guías, no d 'être de los amigos. Me recuerdo que a lo largo de los convivences los catequistas comían separados de los otros miembros de la comunidad, y no daban nunca algunos cachetes amistosos hacia los otros. Eran desatados de nosostros, como si éramos de los asuntos hacia que un gesto de convivencia podía disminuir su autoridad. Cuando, en el último Convivence en la que hemos participado, a lo largo del Penitencial, cuando a este momento estaba ya llena de dudas desgarradoras, debidos también a la lectura de un libro sobre el Camino, hablé de estas cosas con un sacerdote, me contestó que debía quedar en el Camino y, con un tu resuelto, me mandó quemar este libro. Otra parte los catequistas decían de hacer todo al nombre de la iglesia para la que nos fiábamos de un modo o de otro ciegamente, ahogante nuestras dudas y nuestras repugnancias. Cuando luego los catequistas nos hablaban, yo el primera, nos éramos aterrorizados literalmente. Una vez por la emoción he sentido la necesidad de ir al cuarto de baño.

¿Los catequistas son ricos?

M: No he tenido la posibilidad de comprobarlo personalmente. Ciertamente, como condición económica casi todos los catequistas son sueltos: médicos, profesionales. Sin embargo cuando habían sus convivences no pagaban nunca el hotel, eran "los hermanos" a pagar para ellos. Eso lo sé con certeza porque, habiendo sido nombrada catequista, en un convivence de escucha he sido eximida de pagar.

¿Además del diezmo qué otra pregunta de dinero vos era hecha?

M: Para los seminarios Redemptoris Máter, para los viajes de los catequistas misioneros Cuando había algún paso que preguntaba quizás bien su presencia, su vuelta, para tres días, en su ciudad. Los mayores de edad de su parroquia de procedencia sostenían sus viajes. Habían luego las cosechas para el Monte de las Beatitudes, en Tierra Santa, donde se encuentra el centro de espiritualidad néocatéchuménal, los gastos para pagar a la canguro quien las tardes cuando hay las reuniones guardan a los pequeños niños de los miembros de la comunidad. Vos cuento un hecho emblemático: las colectas son hechas con un bolso negro, en el interior del cual cada uno deposita su ofrenda. Cada uno es así libre de poner lo que siente. Mejor, se nos decía que en el bolso, si tuviéramos de ello necesidad, podíamos sacar libremente también del dinero. Pero los bolsos para las colectas eran de dimensiones enormes, el dinero se encontraba pues siempre al fondo y para recogerla importaba sumergir el brazo en profundidad. ¡Así, si alguien quería tomar y no verter de dinero, todo se enteraban se de ello!

¿A la parte el dinero vos preguntaba se también de otros regalos?

M: No nos preguntaban nunca expresamente personalmente de los regalos pero de renunciar al apego material. A lo largo del Shemà, un catéchèse especial para escudriñar su propio apego a los ídolos, en preparación del 2ième paso, los catequistas piden a los candidatos despegarse de sus ídolos de mammon. Nos decían que éramos idólatras. Para testimoniar de nuestro repudio de los bienes materiales nos preguntaban de los actos concretos, de las donaciones consistentes también. Alguien de ello ha conseguido dar también de los bienes inmobiliarios como los terrenos o de los apartamentos. A una ocasión me recuerdo que dí una sortija con los brillantes que había recibido de mi marido. En esta colecta, que era destinada a la financiación de los Redemptoris Máter la cifra en dinero no había sido suficientemente en dinero; entonces, para alcanzarla, los catequistas nos dijeron que podíamos ofrecer también de los objetos de valor que poseíamos. Antes de llegar a la cifra deseada habían también tres o cuatro torres con el bolso negro. Esta pregunta continua de dinero ha sido una de las razones que me tiene

decidida salir. Regresaba a menudo a la casa sin más una lira.

¿Cuántas veces por año estas colectas tenían ellas lugar?

C: Cuando había el convivence general, una vez por año, al principio del otoño, para las vidas convivences regionales, luego cada vez que había un convivence para el paso a otra etapa del Camino. Después del segundo paso el diezmo era preguntado, lo que tenía lugar una vez al mes. Hasta este momento, de todos modos, cada semana habían de las colectas libres, para hacer frente a los gastos para el cuidado de la sala donde se reunía la comunidad, para los muebles sagrados, etc.

¿Celebrabais separadamente la eucaristía del resto de la comunidad parroquial?

M: Sí, aunque fuera difícil encontrar a muchos sacerdotes disponibles el sábado por la noche. Porque cada comunidad célebre separadamente del otro.

¿No vos parecía extraño de hacer la misa de este modo?

C: Ahora sí, pero entonces eso nos parecía natural. Por eso porque a lo largo de los calebración, después de la lectura del evangelio, habían las resonancias, donde éste que quería podía decir libremente lo que la Palabra de Dios había comunicado a su vida, en términos muy concretos, diarios. En suma se creaba un problema de discreción, mismo con respecto a las otras comunidades,; nos parecía natural que no vinieran a saber nuestras cosas. Luego, desdichadamente, los problemas personales no quedaban nunca en el marco de la comunidad

Hablemos de la confesión personal con el sacerdote

M: El única nadie que tenía un mínimo de benevolencia a nuestra consideración era el sacerdote. De todos modos era importante para nosostros confesarnos a él, para conseguir un poco de consuelo. Otra parte el sacerdote era en nuestra misma condición: era también en el Camino, debía hacer también sus propias confesiones delante de nosostros. Nos era prescrito de no nunca bajar a un nivel demasiado personal con él. Debíamos limitarnos a decirle los pecados que habíamos cometido. A él, igualmente manera era permitido sólo escuchar nuestra confesión y de darnos la absolución. No podía de ninguno modo hacernos la dirección espiritual, darnos de las sugestiones, de los alientos. Era la tarea exclusiva de los catequistas. En suma, del sacramento nos quedaba sólo el aspecto más formal.

¿Cómo pasaba la confesión?

C: Se sentaba en círculo para la liturgia penitencial. Se leía la Palabra de Dios, luego los sacerdotes se ponían en medio del círculo, se confesaban en voz baja con el otros delante de nosostros y después de, de pie, esperaban que nos confesáramos también. Sólo era difícil, visto que el medio no era particularmente grande que mientras que se confesaba, las gentes alrededor no oyen lo que se declaraba. Entonces para obviar a eso, durante las confesiones la asamblea entonelaba de los cantos, pero entre un canto y el otro hacía un tiempo de silencio; entonces importaba ser atentos a bajar ulteriormente el tono de la voz para no ser oídos.

¿Esta verdad es que en el Camino se incita al endogamia, es decir a casarse con las gentes en el interior del movimiento?

M: Verdadero. Es lo que ha llegado también hecho con mi hija. Quedaba con un muchacho quien no era en el Camino. Le he dicho muchas veces de invitarla a los catéchèses, pero no quería. Atormentaba a mi hija de ello que le dice que este muchacho no pensaba según Cristo, que era lejos de la iglesia, la empujaba a dejarlo. En mi casa ha habido de los furiosa disputas... ¡era una cosa indescriptible! Mi hija al fin ha salido del Camino. Otra parte los catequistas nos decían siempre que era mejor construir se una familia verdadera, cristiana, con aquéllos que se definía "los hijos de Israel",: la paradoja es que "los hijos de Israel" eran considerados sólo como aquéllos que pertenecía al Camino. Para ellos no había entonces no diferencia entre un ateo, un musulmán y un cristiano quienes no frecuentaban los catéchèses.

Concerniendo eucaristía: ¿qué dicen?

M: Terrible: en primer lugar el Camino, para la eucaristía, utiliza el pan ácimo que deja caer más fácilmente de las migajas. Luego nadie cuidaba de recoger estas migajas, que se caían a menudo al suelo. Los néocatéchumènes no creen en el sacrificio de la eucaristía. El pan consagrado debía ser consumidose durante todo el calebración. ¿Y después de? No soy cierta que para ellos al fin de la Misa este Pan fuera todavía el Cuerpo de Cristo dado que no se ocupaban para nada de las migajas que acababan por tierra por inadvertencia. Un sacerdote del Camino que hace el capellán militar a Liorna, con las engalanó del Folgore, un día me dice: ¿pero a qué sirve el tabernáculo? ¡Los primero cristianos no la tenían!

¿Cómo habéis acogido en junio la aprobación?

M: Para mí eso ha sido un drama. El capellán militar que he mencionado me la ha dicho el primero un día antes de que la noticia fuera oficial. He pensado: ¿pero donde el papa es? Me he sentido traicionada por mi Iglesia, aquella que me quiere como una madre.

Estabais también en contacto con el arzobispo de Catania, mons. Bommarito.

C: Es ella que nos contactó porque quería tener de nosostros un testimonio. Sirvió de ello se cuando al principio de 2002 escribió su carta a los néocatéchumènes.

Y el sucesor de Bommarito, mons. ¿Gristina, cuál posición asume?

M: Sé que al a finales de enero ha celebrado a la catedral una misa de agradecimiento para la aprobación del Camino. Pero no creo ahora que ningún obispo se puedo sustrajera a este calebración oficiales.

¿Quién es quedado dentro, cómo vos trata?

M: Hemos sido marginados totalmente. Unos nos miran o con compasión desprecio, de otro no nos miran más. Kiko mismo dice que en la iglesia el Judas es necesario. Soy uno de aquéllos. Si no tuviera la fe en la iglesia, debéis creerme, sería desesperada. Hay quien mismo se han suicidado en el Camino.

¿Se han suicidado?

M: He oído de los testimonios de gentes como yo que afirmo que alguno hermano salió del movimiento se han suicidado a causa de la soledad y de los sufrimientos que tienen vividos. Conozco también un s.ur quien, abandonando el Camino, ha intentado de matarse.


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